Frecuentemente llegan al consultorio personas que han pasado por todo tipo de experiencia en relación a las dietas. Polvos mágicos, pastillas, dietas sin harinas, dietas donde sólo comen proteínas, dietas de alguna revista o simplemente dietas muy restringidas en calorías.
Y lo único que podemos sacar en conclusión y que está científicamente comprobado, es que uno de los mejores predictores del aumento de peso son la cronicidad en las dietas, entendiendo estas como restricciones extremas y no como planes de alimentación balanceados y adaptados a la individualidad de cada paciente y sobretodo confeccionado por un profesional de la nutrición.
¿Y porque pasa esto? En pocas palabras y de manera sencilla de enteder. Nuestro cuerpo cuando pasa hambre ahorra! Sí, estamos geneticamente programados para protegernos de las épocas de escases. Entonces no gastamos nuestro excedente de grasa corporal, sino que por señales equivocas de nuestro cerebro "nos comemos". Esto significa que consumimos músculo, hueso y agua, dejando la grasa en su lugar. Por eso al inicio de las "dietas mágicas" obtenemos un descenso de peso considerable.
Este tipo de dietas son difíciles de mantener en el tiempo, y cuando rompemos ese esquema insalubre la reganancia de peso se hace a expensas de grasa. Como esa grasa no sabe donde ubicarse comienza a acomodarse en hígado, causando el famoso hígado graso, o en músculo generando resistencia a la insulina, como para nombrarles los efectos más conocidos.
Ahora vamos a ver, ¿como hacemos para engañar a nuestro cerebro y no darle señales equivocadas? Los seres humanos somos seres complejos. Hay un balance que debe dar negativo entre la alimentación y el ejercicio, es decir debemos gastar más energía que la que entra para poder bajar de peso, pero también son muy importantes nuestras emociones.
La restricción sólo genera más deseo y éste mayor probabilidad de descontrol. La búsqueda de placer, o tapar emociones con comida crea un hábito difícil de romper.
Si logramos diferenciar cuando el hambre es fisiológico, es decir cuando nuestro cuerpo necesita comida de verdad; si hacemos ejercicio y limitamos las porciones de comida que ingerimos sin hacer restricciones de nutrientes, ya que necesitamos todos; de a poco vamos a lograr un descenso de peso saludable, pero no haciendo "dieta" sino generando un cambio de hábito, que podamos mantener a lo largo del tiempo, sin sufrimiento ni restricciones, sin dejar de ir a un cumpleaños para no tentarnos.
El simple hecho de saber que la comida no está prohibida, sino que puedo comer de todo en su justa medida, obviamente adaptada a mi persona, a mi vida, a mis patologías, hace que no tengamos esa ansiedad por comer lo prohibido, porque sabemos que mañana lo podemos consumir nuevamente.
Siempre recordá que los planes de alimentación son personalizados, que necesitan de control profesional porque cada uno de nosotros es único. No todos los metabolismos son iguales, no todos tenemos las mismas patologías, no todos podemos hacer la misma cantidad de ejercicio y todos sentimos diferente. Y sobre todo, no somos un número en una balanza.
No pierdas la oportunidad de generar un cambio real y saludable. Siempre consulta a un nutricionista matriculado.
Lic. Analía San Pedro - Miembro del Equipo de Nutrición de Serenare - MN 3301 MP4404
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