Tener un gato en casa no solo representa un gasto añadido para la economía familiar sino que también demanda más cuidados y responsabilidades, lo cual puede ser abrumador cuando ya hay niños en casa. Muchos padres también temen que la mascota pueda hacerle daño a los pequeños.
Sin embargo, lo que muchos de estos padres no conocen es que tener un gato puede reportarles muchísimos beneficios a sus hijos. De hecho, ya no solo se les considera simples animales de compañía sino también como "terapeutas" puesto que desempeñan un papel esencial en el tratamiento de diversas alteraciones.
La gatoterapia, como su nombre lo indica, es un tipo de terapia en la que se recurre a los gatos para tratar diferentes alteraciones, sobre todo de índole emocional o social. Su aparición en el ámbito terapéutico es relativamente reciente, aunque en realidad estas mascotas llevan siglos ayudando a sus dueños a superar problemas como la tristeza, la ansiedad o la depresión. Sin embargo, estos no son los únicos beneficios de vivir con un gato.
Un estudio publicado en la revista Hypertension encontró que tener un gato en casa es una solución excelente para aliviar las tensiones y el estrés, como el que experimentan los niños días previos a un examen. En parte, esto se debe a que acariciar a los gatos estimula la segregación de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores que favorecen la relajación a nivel cerebral. Además, el contacto directo con estos animales fomenta la producción de oxitocina, la hormona del amor y la seguridad.