Un Estado en el marco de las relaciones comerciales internacionales debe como principio fundamental, ser prudente. Ni la radicalización de posiciones ni la sumisión total son estrategias lógicas para un país como el nuestro que debe superar la condición del desarrollo. Para lograrlo necesita en primer término monopolizar los recursos naturales estratégicos (como hizo el Gobierno con la estatización del 51% de las acciones de YPF), y saber negociar bien con las partes salientes para que estás no perciban "falta de seguridad jurídica" y se nieguen a invertir en Argentina. Hay que aclarar que países como el nuestro requieren de mucha inversión de capitales extranjeros para poder tomar un sendero de desarrollo.
Ahora bien, el acurdo que ha hecho el Gobierno con Repsol, sin lugar a dudas es beneficioso. Primero porque no se le pago lo que Repsol pedía (10 mil millones de dólares), sino que se le pagó la mitad. Tal como dijo Kicillof en aquella disertación en el Parlamento Argentino, no se pagó lo que Brufau (CEO de Repsol) sino lo que el Estado Argentino consideraba justo.
Ahora bien, la controversia interna que viene luego es la emisión de deuda para pagar la suma. Los Bonos, con los cuales se le ha "pagado" a Repsol, son una forma que tienen estados y empresas para emitir deuda. Lógicamente existen muchas maneras de emitir bonos, bonos a tasa fija, bonos a tasa variable, bonos con periodo de contingencia, bonos amortizados, etc, etc, etc. Entonces, viendo como ahora muchos empiezan a hablar de la emisión de deuda (seguramente muchos que ahora sellan la boca con la negociación Estado Argentino-Repsol, son aquellos que no abrieron la boca cuando durante el menemismo se ahogó al país con una deuda totalmente nefasta). Por lo cual, analizar cuál fue el tipo de bono es fundamental para entender que deuda hemos contraído. Pero hay algo que destacar, la deuda que ha emitido el Gobierno Argentino fue por una cuestión fundamental; la recuperación de la empresa petrolera nacional YPF a manos del Estado, una recuperación totalmente estratégica. Por otra parte, la emisión de la deuda fue totalmente pública dando a entender que no había nada que esconder. Cuestión muy distinta sucedió durante la década del 90 y durante la dictadura militar en donde la deuda publica evoluciono de 9 mil millones de dólares a 47 mil millones, sin poder conocer cuál de toda esa deuda contraída era legitima y que encima, mucho del dinero ingresado no supimos en que la gastamos.
Retomando, el Estado argentino negoció con firmeza durante meses en un escenario complicado y no desembolsó lo que pretendía Repsol. Con bonos a mediano y largo plazo pagará menos del valor de mercado de la petrolera con el adicional de capturar el paquete de control.
Esta positiva evaluación financiera para el Estado, en clave especulativa como prefieren analizar en el mercado, tiene un valor aún más importante cuando se incorpora el criterio de activo estratégico para el desarrollo, como lo son los hidrocarburos. Sin dudas, debemos felicitar al quienes han estado en las negociaciones con Repsol por hacer de La Estatización de la petrolera, el triunfo final.