El timbre suena en medio de la noche. La mujer va hasta el living de su casa, se asoma por la ventana pero no encuentra a nadie. A los pocos minutos, de nuevo se escucha el timbre. Y, otra vez, nadie está parado junto a la puerta. La incógnita se convierte en preocupación, y la imaginación, anclada en hechos que la realidad se empeña en hacernos conocer, empieza a maquinar. "¿Querrán que abran la puerta para encañonarme y meterse adentro de casa?". El episodio se repite una vez más, y ahora es el miedo lo que amenaza paralizar a la mujer. Sin embargo, logra reaccionar y llamar a los móviles policiales, con la esperanza de que en minutos lleguen y la hagan sentir protegida.
Sin embargo, nadie apareció.
La anécdota que les cuento le sucedió a mi cuñada esta semana, en su casa del barrio Siderca, pero podría tener como protagonista a cualquiera de nosotros. Los móviles de CIMOPU no atendieron, el CPC tampoco contestó. Terminó por llamarme a mí y a mi señora, con quien llamamos al Secretario de Prevención Ciudadana, Fabio Lambertucci. Nobleza obliga, debo decir que a los diez minutos había móviles de ambas fuerzas en la zona.
Pero, ¿qué había pasado? ¿Por qué las fuerzas de seguridad no respondieron el llamado de un vecino en problemas? Al parecer, las líneas telefónicas estaban caídas, en un inconveniente en principio ajeno a la responsabilidad municipal. Pero no es la primera vez que un ciudadano llama a las fuerzas de seguridad y estas no aparecen o tardan en hacerlo.
Desde esta columna, siempre recomendamos que la gente no se quede callada, que no se resigne a que la dejen abandonada. Si el CIMOPU, el CPC o la bonaerense no acuden cuando son llamados, los vecinos deben protestar, acercándose al HCD, al bloque con el que se sienta mejor representado -o a todos-, y dar a conocer su reclamo. Los vecinos mantenemos con nuestros impuestos estas fuerzas, cuya única razón es proteger y estar al servicio de la comunidad.
Otro de los inconvenientes que día a día escuchamos, es que las cuadrillas de patrullaje incluyen, en algunos casos, demasiadas zonas. El concejal Gozo esta semana estuvo en el barrio Los Pioneros, correspondiente a la cuadrilla 6, y la gente le comentó la poca frecuencia entre ronda y ronda de los móviles. Hasta hace poco, tenían un patrullero exclusivo, pero la falta de infraestructura adecuada para el personal policial en horario de trabajo terminó por dejar al barrio sin móvil de prevención alguno.
Hacer una oficinita con una pequeña cocina, un baño y un cuarto donde el personal pueda dejar sus equipos de apoyo no requiere de gran inversión. Entonces, lo que tenemos que pensar es que es falta de decisión, porque una solución así, que traería algo de tranquilidad a los barrios donde se implementara, es de fácil ejecución.
La inseguridad no es un problema exclusivo de Campana. Y, por más medidas que se tomen, sólo será un gobierno que apueste por la inclusión al largo plazo lo que terminará definitivamente con ella. Mientras tanto, la prevención es necesaria. Para salvar vidas, para que la gente pueda volver a salir a la calle con confianza. Y de eso solo nos separa una decisión.
Un fuerte abrazo y feliz día del amigo.
Carlos Cazador
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