InicioFarmacias#DifusiónArchivoBúsquedaSesiones HCD
  Ir a la edicion del dia
MEDIO DIGITAL DE CAMPANA
BUENOS AIRES, ARGENTINA
jueves, 17/jul/2025 - 19:30
 
Política y EconomíaInfo GeneralPolicialesEspectáculosDeportesNacionales
Twitter Facebook Instagram
» Este artículo corresponde a la Edición del viernes, 31/oct/2014 de La Auténtica Defensa.

La Comedia de Campana:
Los límites del amor. 45 años haciendo cultura. Para recortar y coleccionar: Fragmento Nº 10 :-)
Escribe Guillermo Rodoni




Cada vez que estrenamos una nueva puesta sentí que habíamos llegado a establecer un sistema de trabajo que de ahí en más aplicaríamos en cada nuevo proyecto que encaráramos en el futuro.

Sin embargo, cuando empezábamos los ensayos de una nueva obra, otra vez nos sumergíamos en algo nuevo; un camino que descubríamos en cada ensayo, una especie de desafío renovado que se negaba al uso de recetas aprendidas de memoria, aunque esas recetas fueran el producto de largos esfuerzos y de métodos de trabajo de los cuales más de una vez hasta nos habíamos sentido orgullosos.

Quiero decir que, salvo que haya alguna excepción ahí escondida en la memoria, en La Comedia de Campana nunca hemos empleado dos veces el mismo proceso de trabajo. Es como si cada obra contuviera implícita en si misma la metodología necesaria para desarrollar la empresa de llevarla a escena.

Quizá sea por esa razón que en el Taller Actoral nunca he comenzado un nuevo ciclo con las mismas fórmulas, objetivos y ejercicios utilizados en el anterior.

¡Es tan amplia la gama de posibilidades!...

¡Y es tan intenso el aprendizaje que vamos haciendo en la vida día a día!...

… ¡que no podemos negarnos a la tentación de explorar permanentemente nuevos recursos y sistemas, contando con los últimos descubrimientos y adelantos que hemos hecho en el andar cotidiano!...

Es por eso que cada vez más me fui inclinando a definir el Taller Actoral como un ámbito de entrenamiento y capacitación permanentes donde los actores y las actrices más experimentados cohabitan el mismo espacio y el mismo tiempo con los más nóveles principiantes...

Una vez, hace ya muchos años, después de jugar todo un campeonato de ajedrez en el que obtuve resultados inconfesables, deduje que a un actor le sería muy útil dedicarle una partecita de su tiempo a la práctica del ajedrez...

En otra época en que no tenía auto y me movía de aquí para allá en motocicleta, me di cuenta de que conducir asiduamente una moto en medio del tránsito urbano le beneficiaba mucho a todo aquel que quisiera ser actor...

Como ya lo expuse en un Fragmento anterior, tengo la absoluta certeza de que mis estudios en el campo de la ingeniería y, sobre todo, el entrenamiento que le proporcionaron a mi cerebro, me han servido y me sirven muchísimo para el abordaje de mi profesión teatral...

Y así podría continuar enumerando hechos y experiencias que considero que han aportado mucho a mi caja de herramientas...

¿Será así?

¿O será que de tanto buscar y buscar uno siempre termina por encontrar lo que necesita y justamente con eso que encuentra es con lo que puede llevar a buen término el proyecto con que viene soñando?

Podría citar el punto máximo, el clímax, la más traumática experiencia jamás vivida, a la cual también en su momento y a partir de entonces catalogué como fundamental instrumento para mi profesión:

Me refiero al encuentro con la muerte; la comprobación de que tu vida se termina y que ya nada queda que puedas hacer para salvarte. Solo esperar...

Eso también me sucedió, experiencia que también constituye un fragmento posible.

Pero entonces... ¡lo que estamos diciendo es tan simple!

¡Siempre lo hemos sabido!

¡No hemos descubierto nada!

Toda experiencia vivida nos será útil para el desarrollo y la puesta en práctica de nuestra profesión.

Y todo lo que hagamos.

Y todo lo que soñamos con hacer.

Y todo lo que nos animamos a confesar.

Y todo lo que no nos animamos a confesar pero de cuya existencia en nosotros somos completamente conscientes...

Cuando estaba internado, después de haber sido operado del corazón y en momentos en que nadie sabía a ciencia cierta si iba yo a sobrevivir, cuando Ana vino a visitarme a la sala de terapia intensiva le dije: -¡Qué experiencia maravillosa para el teatro!

Ella se enojó un poco y la entiendo. Pero yo volvería a decirlo.

Obviamente no quiero decir con esto que para abordar el papel de un rey tenga uno que pertenecer a la nobleza.

¡No! Lo que intento decir es que, por lo menos a mí, esas experiencias fuertes y esos momentos en que uno siente que se acerca a algún límite, tienen o han tenido la virtud de producir una sacudida fuerte de mi cerebro y obligarme, sin casi darme cuenta, a ver el mundo y la vida desde otras perspectivas...

Y esas "sacudidas" del cerebro... ese constante "barajar y dar de nuevo"... esa disposición permanente para re-aprender lo aprendido, esa búsqueda de "otras" posibilidades, esa lucha por obtener un número distinto de dos como resultado de la suma de uno más uno, eso SÍ considero que es una enseñanza a impartir a quienes se propongan asumir la actuación dramática como profesión.

Es necesario hacer permanentemente el ejercicio de abrir la mente; esforzarse por comprender todo y a todos. Y cuando lo tengamos comprendido hacer el trabajo necesario para ponerlo del revés y comprenderlo de nuevo... Establecer una lucha permanente y denodada contra todo prejuicio...

Hace ya mucho tiempo, antes de saber que una querida alumna mía que soñaba con ser actriz y que vivió con nosotros su debut en la escena iba un día a ser Jueza de la Nación, había dicho yo que lo más alejado de la profesión del actor era la profesión de Juez. No sé si estaba equivocado o no. Habría que preguntarle a aquella dulce alumna a quien desde hace tantos años no he vuelto a ver...

Pero de algo sé que no estoy equivocado: si el teatro nos brinda una herramienta para mejorar la vida, husmeando en nuevas posibilidades y en vericuetos que antes habían sido descartados, redefiniendo tablas de valores, restableciendo las relaciones humanas y buscando denodadamente la felicidad, imperiosamente se requiere que quienes se decidan a abordar la tarea sean seres especiales...

Bichos humanos dispuestos a extender cada vez más las fronteras de la libertad...

Seres poseedores de un corazón y un cerebro lo suficientemente entrenados como para estar dispuestos a sumergirse más y más en la apasionante tarea de ampliar indefinidamente los límites del amor.


Fabiana Di Lillo, Guillermo Cartes, Nelly Pacheco, Raúl Bullosa, Liliana Dalsaso y Tony Moreyra en una escena de "La isla desierta" de Roberto Arlt


Ana Barrionuevo y Joaquín Castelli en "Destino de dos cosas o de tres" de Rafael Spregelburd

 
P U B L I C I D A D






Av. Ing. Rocca 161 (2804) Campana - Provincia de Buenos Aires
Tel: 03489-290721 - E-mail: info@laautenticadefensa.com.ar
WhatsApp: +54 9 3489 488321.-