Se puede pensar que durante el día se vea más lejos, pero eso no es tan así; porque por la noche podemos ver la inmensidad del universo y las estrellas. Por lo que, si tuviéramos que vivir siempre a la luz del día, es un hecho que veríamos muy poco.
Cuántas cosas maravillosas comprendemos exactamente en los momentos de luchas y aflicciones. Cuántas experiencias maravillosas nos sirven para edificar y alegrar el corazón.
Cuando a nuestro alrededor el mundo pareciera estar en plena oscuridad y cuando ni siquiera vemos una pequeña luz en el fin del túnel, cuando sentimos las manos cariñosas de nuestro Señor Jesús, toda tribulación desaparece; descansamos en sus brazos y la paz verdadera vuelve a reinar en nuestras almas.
Cuando confiamos en el Señor, sea cual sea el ambiente en el que estemos y aun cuando todas las circunstancias muestren lo contrario, nosotros no dudaremos y, con esperanza, mantendremos la calma… Jesús es nuestro amigo, nuestro compañero; Él continuamente estará a nuestro lado y siempre podremos contar con su intervención.
¡Nada nos podrá alejar del Señor! ¡Nada podrá impedir que lo contemplemos! Durante el día nuestros estarán fijos en él y, también durante la noche, lo veremos. En las horas de goce y tranquilidad, en
Él confiamos; y, durante los momentos de angustia y luchas, continuemos confiando… Es nuestro Señor, independiente de la situación en la que estemos envueltos.
¿Vemos mejor al Señor en los buenos o en los malos momentos? ¿O en ambos?
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, junto a mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y que derrame sobre ti Vida, Salud, Paz, Amor, y mucha
Prosperidad.
Claudio Valerio / ®. Valerius