Corría el año 1984; el país vivía la eufória de una nueva, esperanzada y virgen democacia, instaurada un año antes, cuando el 12 de Ocbre de 1983, el pueblo, en elecciones libres y democráticas, había elegido a las nuevas autoridades de la República: el Dr. Ricardo Raúl Alfonsín, presidente de la Nación (con el 52 % de los votos); D. Alejandro Armendariz, como gobernador de nuestra provincia, y a Don Calixto Bartolomé Dellepiane, viejo y estimado vecino radical, al frente de la Intendentencia Municipal.
Atrás habían quedado la noche negra de la dictadura, los duros e impiadosos "años de plomo" que dejaron numerosos muertos, desaparecidos, mutilados, sin olvidar la cruenta e inútil Guerra de Malvinas, con la muerte de muchos jóvenes e inocentes soldados argentinos; heridas, todas ellas, que todavía cuestan restañar, pero con la firme intención de un pueblo que apostó desde entonces y para siempre, a VIVIR EN DEMOCRACIA, para que, en un día no muy lejano, podamos ser ciudadanos amantes de nuestro querido y hermoso país, donde nos respetemos mutuamente, más allá de nuestras lógicas, humanas y necesarias diferencias políticas.
Primer Automóvil Argentino, construido por Manuel Iglesias